En Bueno entendemos como comunicación eficaz, aquella que es capaz de dejar huella. Para conseguir este objetivo, debemos ser capaces previamente de generar una llamada de atención. Nosotros le llamamos “Impacto”. El impacto, no tiene tanto que ver con el tamaño o la cantidad y sí con la calidad del mensaje, la singularidad de aquello que queremos transmitir y expresar.
Es cierto que la utilización de más y mejores medios ayuda en gran medida a la visibilidad de los proyectos de comunicación. En el tiempo, permanecen sólo aquellos mensajes capaces de generar un recuerdo. Nosotros le hemos llamado “efecto”. Gracias a este recuerdo, se establece una comunicación fluida y eficaz, un interés mutuo y la oportunidad de establecer un diálogo positivo entre empresas, instituciones, usuarios, consumidores y personas.
El afecto llega con el tiempo, son muchas las variables que influyen en ello, la calidad del servicio, la calidad de los productos, la calidad de los mensajes, la honestidad de la empresa, los valores percibidos, la comunicación y transparencia, el respeto, la escucha y una excelente atención al cliente.
El afecto que una empresa o institución puede recibir con el tiempo, simboliza la gratitud y el reconocimiento de usuarios y consumidores por un trabajo bien realizado.
Es posiblemente la etapa más importante de cualquier proyecto. En el estudio de branding la comunicación y el intercambio de información —de forma fluida— son vitales para que nuestro equipo de trabajo pueda conocer el alma de la empresa, desarrollando así, los enfoques más adecuados para cada propuesta de comunicación.
Antes de abordar cualquier planteamiento gráfico, ponemos en valor la información obtenida en la fase de análisis e investigación, con el objetivo de definir y generar conceptos clave que sean capaces de maximizar los objetivos planteados.
Tras establecer un plan de acción, acordamos mediante una reunión con el cliente, la presentación de una propuesta de comunicación sólida que aúne creatividad y objetivos, siguiendo siempre, un calendario de tiempos que cumpla con los objetivos consensuados.
Tras la aprobación de la propuesta planteada, el equipo de diseño desarrolla el proyecto gráfico, manteniendo en todo momento, la dirección creativa y la gestión de los diversos profesionales implicados en el éxito del proyecto.